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domingo, 27 de noviembre de 2005
Un nuevo estudio pone en duda la existencia de la bisexualidad
Valiéndose de un sensor se midió el nivel de excitación sexual. Aquellos hombres que decían ser bisexuales serían en realidad homosexuales que no quieren poner al descubierto su verdadera identidad.
Alguna gente se siente atraída por las mujeres. Otra, por los hombres. Y alguna, por ambos sexos, si es que debemos darles crédito a Sigmund Freud, al doctor Alfred Kinsey y a millones de bisexuales confesos. Sin embargo, un nuevo estudio echa ahora un manto de duda sobre si la verdadera bisexualidad existe realmente, en los hombres al menos.
Este estudio, de un equipo de psicólogos de Chicago y Toronto, confirma las teorías de todos aquellos que se muestran escépticos desde hace tiempo respecto de la posibilidad de que la bisexualidad sea una orientación sexual clara y estable.
Según estos profesionales, la gente que se considera bisexual es homosexual por lo general, aunque se muestra ambivalente respecto de su homosexualidad o simplemente no quiere divulgarla. "Uno es gay, heterosexual o está mintiendo", tal como lo definieron algunos hombres homosexuales.
En este nuevo estudio, un equipo de psicólogos midió los niveles de excitación obtenidos en respuesta a imágenes de hombres y mujeres. Los psicólogos descubrieron que los hombres que se consideraban bisexuales se excitaban en realidad con un solo sexo, el masculino.
Este estudio es el más amplio de varios otros de menor importancia que sugieren que cerca de 1,7 por ciento de hombres que se identifican en los Estados Unidos como bisexuales muestran patrones de atracción física que difieren sustancialmente con los deseos que expresan públicamente.
Muchos otros investigadores que tuvieron acceso a este nuevo estudio, que aparecerá en la publicación Psychological Science, comentaron que tendría que ser repetido con cantidades más grandes de bisexuales antes de sacar conclusiones claras.
En el experimento, psicólogos de la Universidad del Noroeste (en los EE.UU.) y del Centro para la Adicción y la Salud Mental de Toronto, Canadá, se valieron de avisos en diarios para gays para reclutar a 101 hombres adultos jóvenes.
Treinta de ellos se identificaron como bisexuales; treinta, como heterosexuales, y treinta y ocho, como homosexuales.
Los participantes, que se sentaron en una sala de laboratorio, comenzaron a ver luego una serie de películas eróticas, con mujeres solamente —algunas— y otras con hombres. Valiéndose de un sensor que midió su nivel de excitación sexual, los investigadores descubrieron lo que esperaban ver en realidad: los homosexuales daban señales de excitación con las imágenes eróticas entre hombres y muy poca con las de mujeres. Y los heterosexuales se mostraban excitados con las mujeres pero no con los hombres.
Los hombres que participaron de este estudio que se autocalificaron como bisexuales no mostraron patrones de excitación que coincidieran con la atracción que decían sentir por hombres y mujeres por igual. Tres cuartos de ellos mostraron en cambio patrones de excitación idénticos a los de los gays .
Desde por lo menos mediados del siglo XIX los científicos conductistas notaron la atracción bisexual en hombres y mujeres y debatieron su lugar en el desarrollo de la identidad sexual. Algunos, como Freud, llegaron a la conclusión de que los seres humanos son naturalmente bisexuales.
Y en sus estudios sobre sexo de la década del 40, el doctor Alfred Kinsey descubrió que muchos hombres casados, heterosexuales a nivel público, admitían haber tenido sexo con otros hombres.
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