jueves, 1 de diciembre de 2005

Madonna


La cantante sabe cómo provocar revuelo, incluso en el papel de crítica social espiritual. En los últimos días, habló de la Cábala, de la fama y, claro, de su nuevo disco.
Es muy consciente de la reacción que provoca en muchos cada vez que habla de política, de la guerra, de sus deberes como madre o, por sobre todas las cosas, de su búsqueda espiritual a través de la Cábala. Sin embargo, insiste en abordar esos temas con tal frecuencia -tanto en entrevistas como en su música-, que los medios llegaron a considerar que Madonna es tan "sermoneadora" en la actualidad como "peligrosa" años antes.
"¿A qué se refieren con 'sermoneadora'? pregunta Madonna, en conversación con el periodista Jim Farber, de Knight Ridder Tribune, de Nueva York. "¿A tener una opinión?" "¡Soy culpable!", anuncia entonces con orgullo.
Mientras Madonna habla en su habitación de hotel de Manhattan, es evidente que no está dispuesta a volver a interpretar a la chica fiestera de antaño. Podrá estar aquí para promocionar su nuevo álbum, Confessions on a Dance Floor, que la devuelve a la exuberancia de éxitos anteriores como Holiday, pero dice que los motivos por los que grabó el disco no fueron sólo las ganas de volver a hacer música divertida, ni siquiera la intención de dar nuevo impulso a su vacilante carrera discográfica.
Por lo que parece, quería ayudar a la humanidad.
"Es un viejo cliché", explica. "Cuando el mundo nos deprime, necesitamos que nos levanten el ánimo. Dada la situación del mundo, la gente necesita inspiración y felicidad."
No es la única ocasión en el curso de la entrevista en que Madonna brinda una elevada teoría sociopolítica para algo que muchos podrían considerar un simple tema musical. A la pregunta de por qué su disco anterior, American Life, fue el primer fracaso de ventas de su carrera (apenas si llegó al oro), ella no cree que se deba a ningún déficit musical. En lugar de ello, afirma que la fría recepción se debió a que "yo criticaba a los Estados Unidos. Acababa de comenzar la guerra en Irak y yo criticaba la decisión de George Bush. La gente decía: 'No apoyás a las tropas. No te importa.' Eso es mentira. Me importa, y mucho. Por eso no quería que pasara. Dije lo que dije en un momento poco oportuno."
En aquel momento, la cantante tomó una decisión muy poco madonnesca y retiró el polémico video de American Life, en el que se comparaba a Bush con Saddam Hussein. Ahora afirma que la única razón por la que lo sacó de circulación fue que "estaba preocupada por mis hijos. No quería que la gente les lanzara piedras camino a la escuela."
La responsable se encrespa: "Estábamos en contacto diario con MTV, que ponía todo tipo de objeciones a ciertas imágenes. Jonas iba realizando distintos montajes que llegaban a Nueva York y eran rechazados. Yo estaba dispuesta a pelear, pero llegó un momento en que recordé que tenía una familia".
¿A qué se refiere?
Vi lo que sufrieron las Dixie Chicks cuando dijeron que les daba vergüenza ser del mismo Estado que el presidente Bush. Sencillamente, se convirtieron en las mujeres más odiadas de EE UU. Yo decidí que mis dos hijos no iban a pasar por esa situación. También hubiera sido terrible para la carrera de Guy.
Pero te enfrentaste incluso con el Vaticano con el vídeo de 'Like a prayer…'
Bueno, entonces el mayor problema fue con Pepsi Cola, que patrocinaba mi gira y se asustó por el contenido erótico. Pagaron, se marcharon y eso fue todo. Pero con American life me iban a acusar de antipatriota justo cuando comenzaba la guerra de Irak. Si te destacabas en la oposición, te demonizaban y te hacían la vida imposible. Tengo un ejemplo muy próximo. Mi padre es un italoamericano muy conservador que vive cerca de Michael Moore [autor de Fahrenheit 9/11]. Se conocieron a través mío y ahora tienen una relación cordial. Él me confesó que hasta entonces pensaba que Michael era poco menos que un terrorista.
Las constantes de lo nuevo en la reina del pop son las referencias (musicales y líricas) a los años setenta/ochenta y, claro, a la cábala. El primer tema, Hung up contiene una versión sampleada de un clásico de Abba, pero, como en el resto de los tracks, la referencia disco se desdibujará bajo el manto de la modernidad. La fórmula, entonces, es: dance & pop, con esta sensualidad zen (y cabalística).
Además de Let It Will Be, hay otro emblema de la religión madonniana: la canción Isaac. Es un cántico hebreo de base (con la voz masculina de Isaac Sinwani entonando los versos de un tradicional poema llamado Im Nin'Alú) que le valió a la Ciccone una acusación de blasfema (¡antes de que se edite!) por parte de los rabinos ortodoxos.
La reclusión de Madonna no duró mucho. Volvió a abordar temas políticos en su nuevo documental, I'm Going to Tell You a Secret, que se emitió en MTV y VH1. Si bien la película cubre algunos de los momentos más animados de la gira de Re-Invention, de 2004, Madonna también pontifica sobre la importancia de "oponerse al sistema" y de ser "responsables del mundo que nos rodea". Y llega a reprocharle a su maquillador que no esté empadronado para votar.
En un primer momento, la idea era que el documental Secret se estrenara en cines. Si bien Madonna lo presentó en el festival de cine de Cannes, dice que la desalentó el hecho de que "a menos que se trate de Steven Spielberg, las distribuidoras se quedan con los derechos para DVD. Cuando le vendí Truth or Dare (su documental de 1991) a Miramax, gané muy poco. Para usar una parte mínima del documental en mi nueva película, tuve que pagarles siete mil dólares", se queja.
El nuevo documental supone un gran contraste con el anterior. En Truth or Dare, Madonna aparece como una fiestera provocadora y frívola. Ahora dice cosas como: "A veces se sobrestima la diversión".
Los medios se hicieron un festín con la transformación. Hablar del contraste entre la insolencia de la Madonna joven y la severidad de la autora de libros infantiles se convirtió en un cliché.
"Me parece bien, hay que escucharlo como si fuera una sinfonía. Es un disco para bailar, claro, pero lleva mensajes muy importantes".
¿Mensajes?
Sí, quiero que también sirva para reflexionar. Ya no me sirve hacer música sólo para divertir, eso sería muy superficial. Lo que pasa es que no me quiero poner analítica o intelectual. Los mensajes se irán revelando poco a poco. Están además los vídeos, que enriquecen las canciones.
Madonna, que tiene cuarenta y siete años, no cree que haya ninguna contradicción. "Sin dudas, mis gustos y prioridades cambiaron -dice -. Pero sigo preguntando '¿Por qué?' El hecho de que sea madre no significa que no siga siendo rebelde, que no desafíe las convenciones y al sistema. Nunca pensé como un robot, y no quiero que mis hijos lo hagan. Creo que los padres deberían cuestionar permanentemente a la sociedad".
Algunos críticos, sin embargo, afirman que Madonna adopta una actitud reaccionaria, o hasta conservadora, cuando se niega a permitir que sus hijos (Lourdes y Rocco, de nueve y cinco años respectivamente) vean televisión.
"No es algo conservador", contesta. "De hecho, no ver televisión es muy punk-rock", cree.
Como reacción, la cantante dedica cada vez más tiempo a la exploración de la vida interior a través de su fe. El cambio inspiró más hostilidad que nunca hacia ella. "Sería menos polémica si me incorporara al Partido Nazi", dice Madonna cuando se refiere a la Cábala.
"¿Por qué estudiás la Torá si no sos judía?" cuenta que le preguntan. O "¿Cómo se puede rezarle a Dios y al mismo tiempo usar ropa atrevida? No lo entendemos." Eso asusta a la gente -declara la diva-, de modo que trata de denigrarlo o trivializarlo".
"Me resulta muy extraño que sea algo tan inquietante para tanta gente", agrega. "No le hago daño a nadie".
En ese sentido, se identifica con Tom Cruise, que también es blanco de críticas por ser miembro de la Cienciología. "Si eso lo hace feliz, a mí no me importa si le reza a tortugas", dice Madonna. "Y no veo por qué debería importarle a nadie."
Sin dudas, Madonna debe saber unas cuantas cosas respecto de ese culto en particular. La diferencia, dice, es que "yo espero utilizar (la fama) para contribuir a mejorar las cosas, para ayudar a la gente a recuperar la sensatez".
Uno de los temas del nuevo disco, Isaac, que utiliza motivos musicales judíos, irritó a algunos rabinos cabalísticos. Afirman que el tema se refiere a Isaac Luria, un místico judío del siglo XVI. "La ley judía prohíbe el uso del nombre del rabino sagrado con fines de lucro", declara el rabino Rafael Cohen, que dirige un seminario que lleva el nombre de Luria.
Madonna insiste en que el tema no es sobre Luria, sino sobre Isaac Sinwani, que canta: "Dicen que cometí una blasfemia, pero el tema no tiene nada que ver con eso", señala. "¿Por qué hablan sobre los temas? ¿Acaso no tienen sinagogas para orar?"
¿Qué música escuchaba mientras hacía 'Confessions on a dance floor'?
Desde Goldfrapp hasta Depeche Mode, desde Cerrone hasta Giorgio Moroder. Y cosas más raras, como los White Stripes, que también vienen de Michigan. En realidad, me cuesta escuchar un álbum completo; enseguida descubro las que van de relleno y me aburro. Prefiero escuchar música cinematográfica; no te exige atención completa todo el tiempo y me pone muy creativa.
El disco puede provocar algunas críticas más por otro de los temas, I Love New York, en el que Madonna celebra la ciudad y canta: "Los Angeles es para los que duermen /En cuanto a Londres y París, te las podés quedar". "Es la sensación de estar enamorada de Nueva York", explica Madonna. "Siempre tendré un cariño especial por este lugar, porque fue aquí donde aprendí a sobrevivir, donde me encontré a mí misma. En serio. Me encantan Londres y París, pero no en ese tema".
Estamos junto a Hyde Park, donde Madonna actuó como parte de Live 8, el festival global con el que Bob Geldof y Bono intentaron torcer el brazo de los cabecillas del mundo para sacar a África del pozo. En ese día de junio, ella tomó el papel de líder de multitudes: "¿Estáis listos para comenzar una revolución, estáis listos para cambiar la historia?". Era la Madonna concienciada, la misma que amansa a su público interpretando Imagine, el himno a la utopía de Lennon. Madonna cumplió, pero no se quedó allí para ver in person lo que se consideraba el clímax del evento, la reunión de Pink Floyd: "No soy tan fan del rock como para eso, y quería llegar a mi casa de campo antes de que comenzaran los embotellamientos". Pero lo peor estaba por llegar: "Cuando estallaron las bombas me sentí devastada. Me pareció que aquello iba directamente contra Live 8. Durante el día del concierto, Londres parecía haberse convertido en una comunidad convencida de que se podía ayudar a África. Dos días después, la gente iba aterrada por la calle mirando a los demás como enemigos en potencia".
No hay referencias a ese drama en 'Confessions on a dance floor', pero sí se incluye un tema llamado 'I love New York…'.
Bueno, el disco ya estaba prácticamente terminado y tampoco hubiera encajado allí una canción de dolor universal. En ese tema canto: "No me gustan las ciudades, pero me gusta Nueva York". Es una broma: necesito la energía de una gran ciudad, da lo mismo que sea París o Roma. Y Nueva York es como un primer amor, el sitio donde logré materializar mis sueños.
Alguien podría hacer una lectura política de que en la realidad prefiera Londres a Nueva York.
Pues se equivocarían. Yo odiaba Londres, se me indigestaba lo que escribían de mí los tabloides ingleses, ¡y no hablemos del tiempo! Pero me decidí cuando la relación con Guy se solidificó. No funcionan las parejas donde cada uno vive en un continente y deben manipular sus agendas para reunirse. Además era mejor para la educación de mis hijos.
¿Se siente aceptada en Londres?
¡Ésa es la pregunta del millón de dólares! Al principio hubo cierta hostilidad, esta yanqui de Michigan que quiere adoptar nuestro estilo de vida tan civilizado. Ahora creo que me miran con benevolencia.
Madonna hace hincapié en el rechazo a la fama en el tema Let It Will Be. En un momento, canta que en los primeros tiempos de su carrera hizo cualquier cosa para ser famosa. Al siguiente, rechaza la cultura de la fama. "Es una pregunta que les planteo a todos: ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?" cuestiona.
¿Se preocupa cuando artistas como Britney Spears o Christina Aguilera venden más que usted? Después de todo son hijas artísticas suyas…
¡Noooo! Esto es una carrera de larga distancia. También hubo un tiempo en que las Spice Girls dominaban el mundo, ¿y dónde están ahora? Tengo simpatía por chicas como Britney; se ha equivocado muchas veces, pero yo también. Y yo no tenía la excusa de que era una adolescente cuando empecé en esto.
¿Asume ahora como un error el libro 'Sex'?
Por las fotos en sí no voy a pedir disculpas, era saludable reivindicar las fantasías eróticas en los tiempos del sida. Pero entonces yo no era muy considerada con los sentimientos de los demás.
Millones de mujeres sintieron el impacto de su ejemplo: Madonna era dueña de su destino e imponía su voluntad en un mundo de hombres. ¿Era consciente de la fuerza de su modelo?
En el ojo del huracán no ves lo que pasa a tu alrededor. Luego, cuando aparecieron libros de profesores de universidad o aquella antología donde se recogían testimonios de mujeres que habían soñado conmigo, me quedé un poco sobrecogida. Espero que ahora estén atentas al hecho de que una puede compatibilizar la maternidad y el matrimonio con la vida de artista.
En lo que respecta a la actuación, Madonna siente que ya hizo lo que quería. A los que la vieron en películas como El cuerpo del delito y Swept Away les interesará saber que Madonna ya no quiere actuar en películas. "Quiero dirigir", anuncia. Eso, por supuesto, puede provocar escalofríos a los muchos enemigos de Madonna. La cantante admite que los tiene, por lo que cierra el álbum con la contagiosa canción Les guste o no les guste.
El tema es un ejemplo del estilo desafiante de Madonna, una actitud que parece imponerse a todas las contradicciones de su carrera. Si bien Madonna puede presentar un nuevo tema como How High, en el que se pregunta si debe seguir con su trabajo, al final se hace evidente que no es una pregunta que se tome muy en serio.
¿Le queda a Madonna algún reto por superar?
¡Muchos! Cada día es un nuevo reto personal y artístico. Cuanto más crees saber, más te das cuenta de que no sabes mucho. Cada día te encuentras con gente excitante que te inspira. No pienso en abandonar todo -dice riéndose-. No me voy a ir a ningún lado.

SentidoG.com

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