miércoles, 22 de noviembre de 2006

Franco Zeffirelli


ROMA (EFE).- El director de cine Franco Zeffirelli, de 83 años, devela que vivió un gran amor con Luchino Visconti, entre otras confidencias, en su Autobiografía , que saldrá a la venta próximamente y de la que anteayer publicó un resumen el diario Corriere della Sera .

El cineasta italiano también cuenta allí que de niño fue acosado sexualmente por un fraile, que su primer amor fue un compañero de colegio y que Aristóteles Onassis se le insinuó para romper su amistad con Maria Callas, única mujer de la que Zeffirelli estuvo enamorado.

El director nació, dice, el 12 de febrero de 1923 en Florencia y en el lugar de la partida de nacimiento correspondiente al padre dice NN, es decir, desconocido. Es que su madre, Adelaide Garosi, casada con un abogado y sastre de profesión, tenía relaciones con un "donjuán", como llama Zeffirelli a su padre. En medio del escándalo, el abogado murió y Adelaide encabezó, embarazada de otro, el funeral de su marido.

"Un escándalo terrible", escribe el director de cine que añade que su madre, una apasionada de Mozart, quiso darle al niño el nombre del aria de Idomeneo (Zeffiretti), pero que el funcionario del registro civil se equivocó y escribió Zeffirelli.

Su madre murió siendo niño y Franco se crió entre mujeres. La niñera, que era inglesa y se llamaba Mary, le enseñó inglés y le transmitió una perdurable pasión por Shakespeare. Varios de estos recuerdos de infancia los incorporaría en su film Té con Mussolini .

Zeffirelli cuenta en sus memorias que sólo unos diez años atrás reconoció públicamente su sexualidad. Fue en la ciudad norteamericana de San Francisco, donde admitió que había tenido experiencias íntimas con hombres. "Soy homosexual, pero no gay, una palabra que odio, que es ofensiva y obscena", afirma.

Y en ese punto del libro cuenta que cuando era niño e iba a un oratorio de Florencia fue acosado sexualmente por un fraile, que su primer amor fue un compañero de clase y que los otros niños, al darse cuenta, se burlaron.

Tras buscarle a Luchino Visconti una actriz que encajara con un determinado papel, el joven Zeffirelli entabló una gran amistad con el director. Fue el comienzo de una colaboración y de un amor "atormentado, roto, pero nunca apagado".

"Para mí, Luchino era el modelo de todo lo importante", cuenta Zeffirelli, que recuerda que la gran Anna Magnani le dijo en una ocasión que Visconti era "una serpiente" y que él, "naturalmente", no le creyó.

Visconti, relata en la obra, lo cortejó, mimó y vivieron juntos, pero ello no impidió que cuando en una ocasión le robaron en casa, denunciara a todo el personal que trabajaba allí, incluido Zeffirelli, una "bofetada" que todavía le duele.

También se refiere a su amor por María Callas, la única mujer de la que estuvo enamorado.

Cuando la soprano se enamoró de Aristóteles Onassis y abandonó la escena, Zeffirelli fue a la isla griega de Skorpios, propiedad "de aquel horrible Onassis", para convencerla de que volviera. Onassis, asegura, se le insinuó.

Al referir su amistad con Coco Chanel cuenta que la modista francesa le regaló doce diseños de Matisse que él pensó que eran buenas copias y después supo que eran en realidad, los originales.

"Me salvaron en los períodos de vacas flacas", confesó el anciano cineasta, que volverá a La Scala de Milán el próximo diciembre con una nueva Aída , la quinta de su carrera. Será, dice, "la Aída de todas las Aídas ".

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1 comentario:

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