Arte, cultura y sociedad desde una optica un poquito gay... es decir, una mariconada!
sábado, 17 de marzo de 2007
Miguel Bosé: el rey de la ambigüedad
Símbolo sexual para chicos y chicas, escandalizó a su padre, el viril torero Dominguín, admitió su deseo de ser madre y hasta escuchó su propia muerte. Cumple 30 años con la música y lo festeja a lo grande.
Qué será el anonimato? Se lo podría preguntar Miguel Bosé —hijo de la actriz Lucía Bosé y el torero Luis Miguel Dominguín—, que a los cuatro años iba al jardín de la mano de Picasso, que a la noche sus papás tenían a Hemingway para cenar (mirá qué linda caña de pescar que te trajo el tío Ernest), que antes o después hacía garabatos en el atelier de Dalí, que a los 20 grabó su disco debut, que casi al mismo tiempo dio sus primeros pasos como actor, que su padrino era Luchino Visconti y que ahora, a los 50, quiso festejar 30 años con la canción haciéndose un autohomenaje. Ventajas de ser un buen discípulo de Roberto Carlos, Bosé levantó el teléfono, llamó a su millón de amigos y en Papito, el disco que saldrá a a la venta a fin de mes, contará con las voces de Juanes, Alejandro Sanz, Michael Stipe (¡el cantante de REM!), Ricky Martin y Shakira "entre otros", se jactan desde la gacetilla que llegó a la redacción. En plan promocional, Bosé dice: "Con treinta años de profesión se puede clamar victoria, aunque nunca se sabe cuánto más habrá".
Del futuro, nada; pero del pasado, sí. Años '70, Miguelito de pelo largo, lacio, casi un Parchís, mamá actriz loca de contenta y Dominguín, el papá valiente, aterrado por el "trágico" destino de su único hijo varón. No te digo que seas como yo, pensó el torero, pero aunque sea portero de fútbol, hombre....
Miguel debió de haberse escondido bajo las faldas de mamá cuando su voz empezó a sonar en las radios cantando "Linda, te voy a ser sincero, no estoy pensando en ti...". Figúrense la cara de ese padre que, pura secreción de adrenalina, soñaba con un hijo que a los seis años dejara embarazadas a las niñas de siete y el chico nada pero nada que ver, cantando Linda blá-blá-blá.
¿Y si no estás pensando en ella, en quién estas pensando? Un gran bonete del periodismo debió de haber leído cierto interlineado sugerente y de esos tiernos días datan los rumores sobre la ambigüedad sexual de Bosé (interrogante que acompañaría su carrera tanto como las canciones y los filmes).
Hubo títulos de temas como "Morir de amor" y otras letras anegadas de experiencias tan comunes como imposibles para un muchacho que aún recibía sus buenos rapapolvos en casa. Sin embargo, las tempranas cabriolas de virilidad a prueba de "incorrecciones" no dieron resultado: Bosé era un símbolo sexual. Para chicas. Y chicos. Y si decían que era gay, al rato tuvo sida y un momento más tarde se murió. Qué en paz descanses Miguel Bosé, llegó a orse por la tevé. Toda España enmudeció.
Con Almodóvar se pondría los tacones lejanos de un juez travestido y escandalizaría a la opinión pública posando embarazado en la tapa de una revista. Más leña al fogón de las dudas. A esta altura, la relación con Dominguín había pasado de complicada a inexistente. "El no entendía cómo era yo", declaró amargamente el cantante. Sin toreros a la vista, Bosé abusó (de su lírica). Cantaba: "Somos tres en tu cama, el cuarto está por llegar"
Treinta años con la canción y un disco, aunque podrían ser treinta con la actuación: Bosé tiene encima tanta música como celuloide. Ser polifacético hace que dentro de la mamushka ibérica coexistan el actor, el compositor, el cantante, el showman, el modelo, el bailarín. Un Juan Cruz Bordeu en celo, con miles de hormigas allí atrás.
Javier Flores, su biógrafo, editó un libro que recorre la vida del artista. La infancia, el fenómeno de fans, Bandido, su mejor disco, y un apartado que se dedica a su sexualidad. El debate —porque es un debate, sí— incluye declaraciones del propio Bosé así como de Ana Obregón, vieja novia de la juventud.
Lo cierto es que el enigma de quien supo fotografiarse fingiendo un embarazo y confesó lo mucho que le gustaría ser madre, ahora va por más con Papito. De no ser por la ficción, ni una cosa ni la otra.-
Hernán Firpo
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