sábado, 20 de septiembre de 2008

La prostitución gay crece en Caracas


El año pasado un censo registró a 52 hombres en el circuito de Parque Cristal y la avenida Solano que ofrecen servicios sexuales. También son víctimas de la violencial.

La mayoría es menor de 25 años y algunos son adolescentes. Algunos clientes, muchos de ellos "padres de familia" piden servicios exóticos como el meterse en una urna vestidos de novia. El Mundo hace una crónica del tema:

"A un compañero mío lo mataron. Se lo llevaron y no apareció más", confiesa Javier, quien se reconoce como "prostituto". Javier comercia con su cuerpo hace cinco años en la avenida Francisco Solano, en Caracas.

Luis era su compañero, tenía 25 años. Trabajaban juntos en la misma zona y fue asesinado hace un mes. "Apareció con dos tiros en la cabeza", recuerda Javier. La última vez que lo vio fue cuando lo recogió un cliente en una camioneta, con dos hombres a bordo. Tres semanas después encontraron el cadáver.

Javier dice que Luis había robado a uno de sus clientes en su propia casa y por eso fue sentenciado.

"Le dio una pastilla para dormirlo y luego lo dejó sin nada. Le robó un DVD, una computadora, el televisor y ropa".

Asegura que no consume drogas como algunos de sus compañeros. Marihuana, "perico" (cocaína) y pastillas son las más usadas.

Servicio completo

Para Javier, la jornada transcurre desde las 9:00 pm hasta las 6:00 am. El servicio se ofrece en hoteles.

El "JJ" de la avenida Andrés Bello es uno de los más frecuentados. Pero si el cliente prefiere, es atendido en su casa.

Algunos piden el servicio sexual sin protección. Pero Javier aclara: "Sin preservativo no lo hago". Sin embargo, algunos aceptan hacerlo por más dinero.

A sus 22 años señala que su familia no sabe que se prostituye. Calcula que puede ganar en una "buena" noche Bs.F. 800. Trabaja de lunes a lunes. Para él, no existen feriados.

Una penetración cuesta 120 bolívares fuertes y el servicio completo de una hora Bs. F. 150 (negociable). La masturbación, entre 40 y 50. Los clientes son variados. Desde hombres solos hasta parejas heterosexuales.

Considera que el negocio ha mermado luego de sucesos que han conmovido a la opinión pública. "Los clientes tienen miedo", y acota que hay un grupo de personas que fingen prostituirse para asaltar a incautos.

Circuito sexual

Jesús Medina, pediatra y activista gay desde 1998, es fundador de la ONG Alianza Lambda, que trabaja en favor de homosexuales, bisexuales y transgéneros.

Medina confirma que las dos zonas donde existe comercio sexual masculino son la avenida Francisco Solano, los alrededores de Parque Cristal y la avenida Lecuna, aunque en menor medida.

"Son muy aseados, visten bien y casual. Suelen llevar un pequeño bolsito donde guardan los preservativos", describe.

Un censo realizado por Lambda en 2007 contabilizó 52 homosexuales que se prostituyen en la zona, en su mayoría menores de 25 años. Algunos admitieron el uso de drogas. Se encontraron bisexuales que están casados.

"Es una población móvil. Algunos no son constantes. También hay menores de edad y sus familias lo saben. La mayoría son de Caracas".

Los riesgos no son pocos: "Supe de un muchacho que se montó en un carro y el conductor estaba desnudo dentro del vehículo y lo ató a él con unas esposas. No se acuerda de lo que ocurrió.

Amaneció desnudo en el apartamento del tipo. Al parecer, consumieron licor, drogas y tuvieron sexo sin preservativo, quién sabe cuántas veces".

Vitrina en pantalones

Para el común de las personas que transitan a altas horas de la noche por Caracas, resultaría un hecho normal observar a jóvenes solos o en parejas ubicados en algunas esquinas y aceras de la ciudad. Para la clientela de la prostitución homosexual, que no es poca, es fácil identificar a sus prospectos. "Los carros pasan, dan la vuelta. Hacen un circuito. Ellos saben. Es fácil darse cuenta cuál es el carro que pasa varias veces. El conductor normalmente hace una seña (de cualquier tipo). Luego se detiene y el muchacho aborda el vehículo. Entonces, puede ocurrir cualquier cosa", relata Medina.

Cinco cicatrices en su cuerpo denotan parte del riesgo que asume desde su condición de transexual. Leslie asegura que un policía metropolitano le disparó hace cuatro meses desde una moto. El resultado: dos heridas de bala en el pecho, dos cicatrices en su brazo y una en la espalda que le afectó un nervio de la pierna izquierda. Fue "atendida" en el Hospital Pérez de León. "Me disparó porque no le quise dar el dinero.

Cuando uno no les da, te lo quieren quitar a la fuerza", señala. Su nombre comercial es Leslie. Asegura tener 18 años y trabaja desde hace cinco meses en la avenida Libertador. La tarifa es de Bs.F. 120 por hora. Las edades de sus clientes oscilan entre 23 y 60 años. Un cliente ocasional le paga entre dos y tres millones de los viejos. Lo lleva a su casa para que se vista de novia y se meta en una urna. El cliente se masturba y al final le dice: "vete al baño antes de que te mate", cuenta Leslie.

Priscila, Jessica, Alondra y Deborah son algunos de los 35 transexuales que comparten el mercado del sexo en el que dicen atender también a parejas. Un negocio que puede dar una utilidad de entre 800 y 1.000 bolívares fuertes en una noche.

Según el psicólogo Leoncio Barrios, profesor de la UCV e investigador de las conductas sexuales de hombres y mujeres en Caracas, "la violencia se origina a partir de que estas personas se asumen como femeninas. Entonces, se hacen vulnerables a la agresión, al abuso y al matraqueo policial porque movilizan psicológicamente dos cosas: la homofobia y la misoginia".

Por su parte, el sociólogo Carlos Colina destaca que los "crímenes de género por orientación sexual" han venido aumentando en Venezuela. "El Estado venezolano necesita asumir con seriedad el problema de la violencia urbana. Hay un trasfondo estructural en los problemas de violencia que hay que considerar para tomar medidas a futuro", reconoce.

Según Colina, investigador del área de comunicación y ciudad, "existe un proceso de habituación a la violencia urbana que se transforma en un hecho cotidiano y que termina por culpabilizar a la víctima".

Afuera del closet

Barrios no reconoce a los trabajadores sexuales masculinos como promotores de la violencia nocturna en Caracas sino, más bien, como receptores de ésta.

Define a la prostitución gay como una "variante sexual" que ha estado presente desde hace unas dos décadas, sólo que ahora es más permisiva la norma social, desde la cual hombres que antes no se atrevían a contratar este tipo de servicios ahora lo hacen "de manera recreativa".

Advierte que hay una mayor oferta de trabajadores sexuales masculinos porque hay mayor demanda. No cree que exista necesariamente un `destape’ en la oferta gay, sino un mercado sexual en auge que se traduce en la gran cantidad de personas que buscan este tipo de servicio. El psicólogo admite que estamos ante una sociedad "hipócrita" porque muchas de las personas que pagan por la prostitución gay son heterosexuales, profesionales, que tienen una esposa y que asisten a una junta de condominio como cualquier otra.

Calificativos morales aparte, en Caracas se mueve de noche una ciudad bizarra, que de tanto no ser atendida devino en voraz tierra de nadie.

Caracas – (Cadena Global)
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